Valores, actitudes y habilidades necesarios en la
enseñanza de las ciencias y su relación con el desarrollo cognitivo de los
alumnos de educación básica.
La
enseñanza de las ciencias y la adquisición de conocimiento científico por parte
de los alumnos tiene valor por ese solo hecho: saber ciencia. Tener
explicaciones verdaderas acerca de los fenómenos naturales y conocimientos
acerca de los diversos seres que habitamos el planeta puede ser un objetivo
válido de la educación básica; que los alumnos resuelvan problemas con
eficiencia, hecho que una buena enseñanza y aprendizaje de las ciencias debe
lograr. Su quehacer está implícita la búsqueda de soluciones a los problemas
que estudian. Estas soluciones van desde lo más teórico hasta lo puramente
concreto.
El desarrollo de valores, actitudes y
habilidades se da a lo largo del estudio de las ciencias naturales y no depende
del aprendizaje de un contenido en particular.
Los valores y actitudes son importantes en el desarrollo personal de los alumnos, en ciencias debemos enseñar a los alumnos a reportar y registrar siempre los resultados obtenidos y no lo que hubieran querido obtener o lo que piensan que el maestro quiere que reporten.
Los valores y actitudes son importantes en el desarrollo personal de los alumnos, en ciencias debemos enseñar a los alumnos a reportar y registrar siempre los resultados obtenidos y no lo que hubieran querido obtener o lo que piensan que el maestro quiere que reporten.
La curiosidad y el
escepticismo son dos cosas que el maestro debe de tomar en cuenta, la primera
es la más sencilla puesto que el alumno ya lo posee desde pequeño, y es trabajo
del docente encausarlo para su aprendizaje y no cortarle la curiosidad haciendo
caso omiso del interés que le presta a tal situación o cosa. Existen ciertas
habilidades que las personas requieren aprender o desarrollar para resolver
problemas. Entre las más importantes se encuentran las siguientes:
•La habilidad e inclinación
para resolver problemas depende de que las personas cuenten con cierto
conocimiento, habilidades y actitudes, los cuales pueden adquirirse y
desarrollarse.
•Las habilidades
manipulativas, cuantitativas, comunicativas y críticas son indispensables para
la resolución de problemas.
•La resolución de problemas
debe aprenderse en una variedad de contextos y propiciar la reflexión como
parte de cada situación por resolver, reflexión que dará lugar al desarrollo de
una habilidad general para la resolución de problemas, la cual podrá ser
aplicada a nuevos contextos. La variedad de experiencias de solución y la
reflexión particular en cada situación son la clave para alcanzar la eficacia y
la eficiencia en la resolución de problemas.
•En la resolución de
problemas, la mera memorización (que puede aplicarse tanto a conocimientos como
a habilidades) debe remontarse, si se quieren alcanzar la eficiencia y la
eficacia.
Para
abordarlo es necesario hablar de los “Hábitos de la mente”, que es donde se
describen los valores, actitudes y habilidades más relacionados con la
enseñanza y el aprendizaje de las ciencias:
VALORES Y ACTITUDES.
Honestidad.
La honestidad es uno de los valores más apreciados, especialmente por aquellos
que se dedican a la ciencia. Su ejercicio es esencial como parte de la práctica
científica. Imbuir este valor a los alumnos es una condición indispensable de
la enseñanza de las ciencias. La escuela ofrece múltiples oportunidades para
mostrar a los alumnos el significado de la honestidad, practicarla y valorarla.
En ciencias debemos enseñar a los alumnos a reportar y registrar siempre los
resultados obtenidos y no lo que hubieran querido obtener o lo que piensan que
el maestro quiere que reporten.
Curiosidad.
La curiosidad es natural en niños y niñas desde que nacen y en estricto sentido
no requiere enseñarse. El problema es el contrario: ¿cómo podemos evitar que se
evapore al tiempo que orientamos a los alumnos a que la desarrollen para
hacerla productiva? Al fomentar la curiosidad de los alumnos acerca del mundo
natural, los maestros lograrán que esa curiosidad se dirija a otros ámbitos.
Con el tiempo los alumnos aprenderán que hay algunos medios más eficientes que
otros de satisfacer la curiosidad, y que encontrar soluciones es tan divertido
e interesante como plantearse nuevas preguntas.
Escepticismo.
Balancear la receptividad de ideas nuevas con el escepticismo puede ser un
ejercicio difícil para los alumnos, porque cada una de estas virtudes “irá en
dirección opuesta”. Incluso en ciencia hay dificultad para aceptar nuevas teorías
al tiempo que se descartan otras vigentes. Sin embargo, ésta es una de las
tareas fundamentales en la enseñanza de las ciencias: el maestro debe cuidar
que, mientras un alumno explica las razones en las que se apoya su conjetura,
los demás escuchen con atención. Si bien la conjetura puede parecer
convincente, no podemos aceptar que lo sea mientras no contemos con la
evidencia suficiente para fundamentarla.
Cálculo y estimación
Un cálculo es el proceso
para llegar a un resultado a por medio de procedimientos matemáticos. Su valor
social se aprecia al analizar el lugar que ocupa en los planes de estudio de
las escuelas de todos los niveles. Desafortunadamente este reconocimiento no va
aparejado con buenos resultados. Ser capaz de resolver una operación o
contestar bien una pregunta de examen no garantiza que se tengan las
habilidades necesarias para resolver problemas en situaciones reales. Lo cual
no debe sorprendernos, ya que la enseñanza tradicional de las matemáticas: a) carece de la presentación de
problemas en contextos reales; b)
promueve la memorización de algoritmos a través de la mecanización de
operaciones, la cual no se acompaña de un aprendizaje que indique sus usos; c) opera con números y magnitudes
descontextualizadas, omitiendo referencias a unidades específicas o
significados concretos, y d) no
ofrece a los estudiantes procedimientos para juzgar la validez de sus
respuestas.
Desarrollar buenas destrezas
cuantitativas y conocer el mundo que nos rodea son dos procesos que van de la
mano. No es suficiente que los alumnos sepan resolver operaciones matemáticas
de forma abstracta si no son capaces de ser eficientes en la resolución de
problemas y de expresar sus argumentos de forma cuantitativa cuando sea
necesario. De ahí que, en todos los niveles, la enseñanza de las ciencias deba
incluir la resolución de problemas, particularmente de aquellos que requieran
que los estudiantes hagan cálculos y revisen sus respuestas contra sus
estimaciones y conocimientos sobre la temática a que se refiera el problema. En
la medida de lo posible, los problemas deben surgir de las actividades de los
alumnos, de sus indagaciones, construcciones, experimentos, etcétera. Las
habilidades computacionales de los alumnos pueden y deben desarrollarse fuera
de los cursos de matemáticas.
Manipulación y observación
Aunque resulte paradójico,
la manipulación y la observación forman parte de las habilidades del
pensamiento científico. Los científicos saben que para encontrar respuesta a
sus preguntas acerca de la naturaleza es necesario usar tanto sus manos y sus
sentidos como su cabeza. Lo mismo ocurre en medicina, ingeniería y en otros
campos de la actividad humana, incluyendo múltiples situaciones de la vida
diaria.
Las herramientas y los
artefactos como martillos, pizarrones, cámaras fotográficas o computadoras
amplían las capacidades del ser humano. Hacen posible que las personas muevan
objetos más allá de su fuerza personal, se desplacen más lejos y más rápido de
lo que sus piernas puedan llevarlas, detecten sonidos tan tenues que no los
registre su oído, vean objetos tan lejanos o pequeños que no puedan verse a
simple vista, proyecten su voz alrededor del mundo o la graben, analicen más
datos que los que su cerebro puede almacenar, etcétera. En la vida diaria, las
personas tienen poca necesidad y oportunidad de utilizar microscopios,
telescopios u otros instrumentos complicados que usan los científicos o los
ingenieros en su trabajo cotidiano. Aunque no por ello dejan de contar con un
gran número de aparatos mecánicos, eléctricos, electrónicos y ópticos que
utilizan en una gran diversidad de tareas.
Habilidades comunicativas
La buena comunicación debe
darse en ambos sentidos. Es tan importante recibir información como
transmitirla, tanto para lograr comprender a los otros como para aclarar las
ideas propias. Tradicionalmente, en las profesiones científicas se da mucha
importancia a lograr una comunicación rigurosa, que exprese con exactitud los
resultados de las investigaciones y las propuestas teóricas de cada científico.
Para ello se cuenta con mecanismos como las revistas y los congresos
científicos, los cuales facilitan a los miembros de una disciplina compartir
los nuevos desarrollos e ideas. Los científicos comparten el respeto por una
comunicación clara y rigurosa, pero sobre todo cuentan con las destrezas
necesarias para establecer dicha comunicación.
La comunicación rigurosa
dentro de una disciplina científica es, en parte, resultado del uso de un
lenguaje táctico. Un efecto no intencionado de ello es que si bien el uso de
términos especializados ayuda a los científicos a comunicarse, también es
cierto que inhibe la comunicación entre los especialistas y el gran público no
especializado. Por ello los divulgadores de la ciencia contribuyen de manera
muy importante a que el gran público no especializado adquiera conocimientos
científicos, ya que su tarea principal es traducir, en libros, revistas,
periódicos, programas de radio y televisión, las ideas y los términos altamente
especializados a un lenguaje asequible al adulto educado, pero no
necesariamente especializado. En su quehacer, los divulgadores asumen que sus
lectores tienen una educación científica básica y la capacidad de comprender
textos estructurados lógicamente, en los que se infieren conclusiones a partir
de premisas. Todo egresado de la educación básica debiera tener esa capacidad.
Las habilidades comunicativas que se refieren a continuación tienen ese
propósito.
Habilidades del pensamiento crítico
En la vida diaria, las
personas son bombardeadas continuamente con información acerca de productos,
del funcionamiento de sistemas naturales y sociales, de su salud y bienestar,
de lo que ocurrió en el pasado y de lo que ocurrirá en el futuro, etcétera.
Dicha información puede provenir de expertos (incluyendo científicos), de
neófitos (incluyendo científicos), de personas honestas o de charlatanes. Para
hacer frente a una avalancha de información como ésta, es decir, saber cómo
separar lo que tiene sentido de lo que no lo tiene, el conocimiento es
indispensable.
Además de lo que un
individuo sepa acerca de cierta afirmación, si es versado en los métodos de la
ciencia, será capaz de hacer juicios sobre el carácter y la naturaleza de la
afirmación. La presentación o carencia de evidencia al presentar la afirmación,
el lenguaje usado y la lógica de los argumentos empleados son consideraciones
importantes para reconocer la seriedad de una afirmación o de una propuesta.
Estas habilidades para pensar críticamente pueden aprenderse y con la práctica
llegar a constituir hábitos mentales que duren toda la vida
Silva Ruiz Mario Daniel
Grupo: 203.
No hay comentarios:
Publicar un comentario